Sólo hay una forma de que los escándalos de corrupción que afectan a los partidos políticos españoles no arrastren al país de nuevo a la recesión, y ésta es que los españoles hagamos con la política y con la gestión empresarial lo mismo que hemos hecho con la economía.

Aplicar una amarga medicina (austeridad en el caso de la deuda) y comencemos a cortar de raíz el problema que tenemos.

No, no hablo de meter en la cárcel a los corruptos, en eso está la Justicia, sino de reformar completamente el sistema para que sea imposible que esto vuelva a ocurrir a partir de mañana.

Transparencia total, vocación política, responsabilidad social corporativa, gobierno abierto, open data…

Tenemos que hacer todo lo necesario para que a todos los niveles políticos, administrativos, institucionales y empresariales la corrupción y la injusticia sea imposible.

O lo conseguimos, o volvemos de cabeza a la crisis.